SIGLO XXI: ¿LA HORA DE AMÉRICA LATINA?

El eco de Chiapas, se amplifica en el Ecuador y con mayor fuerza en Bolivia. Por otra parte, a la solitaria voz de Fidel Castro se une la del venezolano Hugo Chavez para denunciar la política exterior de USA.

En América Latina, en la última década del siglo XX, se consolida la democracia como sistema de gobierno, superando las dictaduras militares de las décadas de los 70. Pero la democracia no viene sola, sino que es acompañada por el programa de ajuste estructural, que desmantela a los llamados “estados empresarios” como el boliviano, producto de la revolución nacionalista de 1952.

En Bolivia, Ecuador y en menor medida en Perú, la identidad cultural, deja de ser un campo de la sociología y la antropología para convertirse en política. La izquierda, venida a menos desde la caída del muro de Berlín, renueva su discurso y se incorpora a los movimientos dirigidos por las organizaciones indígenas. En el caso boliviano la vieja corriente política de inspiración indigenista denominada “Katarismo” por el héroe aymara Tupak Katari, líder de las luchas anticoloniales de 1781, terminó sus días por su alianza con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) responsable de la privatización de la economía boliviana. Los militantes del Katarismo pasaron a engrosar las filas del Movimiento Al Socialismo, que el año 2000 se constituyó en la segunda fuerza política del País.

En el Brasil, los movimientos sociales apoyan al candidato obrero “Lula” Da Silva de tendencia izquierdista, la poderosa organización de “los sin tierra” (MST) es uno de sus aliados más importantes para su triunfo, pero después lo abandonará acusándolo de mantener las políticas neoliberales.

El triunfo electoral de Kirchner en la Argentina y de Tabaré Vasquez en Uruguay, confirman la demanda popular de cambios en la economía y el giro hacia la izquierda de los gobiernos del cono sur latinoamericano.

En Chile se renueva la confianza en la izquierda para administrar el Estado, pero a los pocos meses ya tiene una revuelta estudiantil demandando mejoras en el sistema educativo.

Tal parece que el “patio trasero” de EEUU, ha decidido terminar con la imposición de modelos económicos, pero las recientes elecciones en Perú y Colombia demuestran que todavía existen tendencias fuertes para mantener las políticas económicas neoliberales.

En el plano de las alianzas estratégicas, el MERCOSUR se ha fortalecido con el ingreso de Venezuela y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) se ha debilitado por las confrontaciones entre Colombia y Venezuela.

Podemos señalar que en estos momentos en América Latina se entrecruzan dos líneas que pueden definir su futuro: una que tiene que ver con la economía, que en muchos casos continúa en los moldes del ajuste neoliberal, con algunas modificaciones, y por otra un planteamiento político contestario a la hegemonía del norte. En ambos casos, tanto en el plano político como en el económico existen posiciones ambiguas, tal es el caso de Venezuela que tiene un discurso radical contra los EEUU, pero mantiene a este como uno de sus mejores clientes en el campo petrolero. En el caso boliviano existe una tendencia a una recuperación del nacionalismo revolucionario de los años 50, aunque en el discurso se plantea un “capitalismo andino”.

Este viraje hacia la izquierda, por otra parte ha oxigenado a Cuba que ha logrado dos aliados: Bolivia y Venezuela, aliados que le permiten amplificar sus logros, en los campos de la educación y la medicina, y sus dificultades económicas por el bloqueo norteamericano. Los viejos aliados de Cuba eran los partidos comunistas que en Bolivia y Vezuela prácticamente han desaparecido y se han integrado al “Chavismo” y al “Evismo”.

Este primer decenio del siglo XXI en América Latina es un contrapunto entre los cambios y la conservación del neoliberalismo, entre los antiguos sistemas políticos y la emergencia de los movimientos sociales, especialmente indígenas. Es un tiempo de reordenamiento de los espacios económicos y políticos y la búsqueda de fórmulas para mantener la gobernabilidad, o en casos como el boliviano de cambios profundos en la sociedad a través de una Asamblea Constituyente, superando los problemas de Constituyentes como el de Ecuador y el Perú.

Existe, en el continente, una dinámica política y económica, que puede consolidar un bloque antineoliberal, basado en la recuperación de la identidad cultural y en el rol activo del Estado en la economía, y en este escenario será decisivo el nuevo gobierno que elija el pueblo brasileño.